Cabañas, alojamiento Natural

Existe un tipo de alojamiento, denominado genéricamente Cabañas, el cual se viene desarrollando desde hace ya algunos años, junto a la demanda sostenida de servicios turísticos en la Argentina, Chile y Uruguay, con un crecimiento satisfactorio.

Las características de las regiones en donde están radicados este tipo de complejos turísticos tienen que ver con un entorno natural y agreste, es decir, el paisaje en este caso, se incorpora al estilo arquitectónico y a las cualidades de servicios que ofrecen las cabañas.

Esta modalidad de alojamiento no tradicional denota las preferencias de la demanda en la búsqueda de tranquilidad y espacios verdes que recreen un escenario distinto, para facilitar el descanso fundamentalmente en los períodos de vacaciones, en algunos casos cortos.     

Se ha observado, principalmente en la Argentina, que se trata en su mayoría de emprendimientos familiares que se han ido profesionalizando para asegurar en algunos casos, una altísima calidad de servicios y que en su conjunto han logrado dinamizar el sector. Se observa que si bien son numerosos los prestadores no logran en conjunto sumar gran cantidad de plazas, ya que salvo algunas excepciones la mayoría de los establecimientos tienen tres o cuatro cabañas, aunque a través de los años al ser mayor la demanda de este tipo de complejos turísticos ha crecido la cantidad de cabañas por complejos.

El origen, se presume, que proviene de los primeros lodges de pesca en la década del 50, en las montañas de los Estados Unidos, en donde los pescadores necesitaban algunos días de alojamiento con espacio para guardar sus elementos de pesca y anafes para cocinar y desayunar.

La variedad en la Argentina es tan amplia como la imaginación humana y el paisaje lo han permitido, y casi siempre toma características de la región; en la zona andino patagónica: (Bariloche, San Martin de los Andes, El Bolsón, etc.) en donde están radicadas algo más del 50% de las cabañas del país, encontramos típicas cabañas de troncos en un bosque de cipreses; los otros grandes aglomerados, por así decirlo, como en el caso de las Sierras de Córdoba, en cualquiera de los tres valles, Merlo (San Luis), Tandil y Sierra de la Ventana, están íntegramente logradas en piedra de la zona, aunque esto también varía a los gustos y preferencia de los dueños y constructores.

Si bien las regiones montañosas se han caracterizado por este tipo de establecimientos, en los últimos años, lugares como la provincia de Entre Ríos (principalmente Colón), la costa del Rio Paraná, en Corrientes y Santa Fe, ha incrementado esta modalidad de servicio turístico. No podemos dejar de mencionar la zona de la costa atlántica bonaerense, en dónde se desarrolló muy fuerte este tipo de construcciones en las localidades de Mar de las Pampas, junto a Villa Gesell, Las Gaviotas y Mar Azul.

En la cabaña el huésped siente una atención personalizada, una libertad e intimidad que es difícil lograr en otro establecimiento turístico. Si tiene algún régimen de comidas los puede aplicar, ya que puede comprar comida afuera y traerlas, con la ventaja que algunos complejos de cabañas cuentan con proveedurías. Además de un clima más familiar, en donde los chicos se hacen de amigos y tienen más entretenimientos.

Muchas de ellas cuentan con parrillas, infaltable para la costumbre del asadito argentino.

En pareja, en familia, en grupo de amigos parecen ser las cabañas el lugar más buscado los fines de semana, para recrear actividades casi olvidadas en las grandes ciudades. Caminatas, Travesías en cuatriciclos, Pesca, Cabalgatas, salidas en Bicicletas, son algunas de las opciones que eligen los turistas que optaron por este tipo de alojamiento que buscan reencontrarse con lo natural.

Por la noche, muchos cuentan con hogares a leña, frente a los cuales puede sentarse el huésped a gozar del saludable cansancio que acusan sus desacostumbradas extremidades.

En el tema tarifas también la variedad es muy amplia, las más simples y económicas se complementados con aquellas donde se ha privilegiado el confort y cuentan con todos los servicios.

La vida en una cabaña transcurre como en un cuento de aquellos que leímos de niños. Se inicia la mañana despertando con el bullicio incontenible de cientos de pájaros, un humeante desayuno (la mayoría incluyen dulces caseros y repostería artesanal producidos en la zona) y por todo el día por delante para disfrutar de la vista que todos los lugares han privilegiado y de hermosos parques donde el verde parece no tener limite.

Que mejor que las palabras del monje trapense Thomas Merton, quien inspiro a nuestra realización:

“Una cabaña en el bosque es un hogar en la tierra nativa del hombre. Allí el espíritu halla su más plena paz y serenidad. Volver periódicamente al campo abierto, con su vastedad de espacio, su frescura de aire, su proximidad a las cosas que crecen y su libertad de artificio, es en algún modo volver a casa. Feliz de veras, el que tiene en el bosque una cabaña rustica a donde ir a menudo”